Mi primer shock al empezar en el estilo de vida saludable fue la de como endulzar los postres y hasta el café. yo es que no tenía ni idea de que el azúcar blanco refinado fuera perjudicial para la salud, si que tenía en mi mente que era calórico, y por eso la gente se pasaba a la sacarina, pero por un tema de reducir calorías.
Yo creo que la primera lección que me dio mi nutricionista fue “LEE LAS ETIQUETAS”, pero a eso se suma que hay que entenderlas además, y de verdad que flipé con este tema y se me cayó el mundo encima.
El azúcar blanco es un tipo de azúcar procedente de la caña de azúcar o de la remolacha azucarera mediante un proceso de extracción químico y físico, consiguiendo una sacarosa sin fibra, ni vitaminas, ni minerales ni oligoelementos. La sacarosa es un disacárido (hidrato de carbono sencillo) compuesto por una molécula de glucosa y otra de fructosa.
Estos nutrientes que se han extraído de la caña de azúcar o la remolacha azucarera son esenciales para que el alimento sea metabolizado por nuestro cuerpo. Para recuperar estos nutrientes eliminados durante la refinación, el organismo pone en marcha los mecanismos que encuentra a su alcance para obtenerlos de otros alimentos o incluso de los propios tejidos, y esto crea una deficiencia de vitaminas -sobretodo del grupo B, muy importantes para el buen funcionamiento del sistema nervioso-, minerales -especialmente magnesio y calcio- y oligoelementos.
Aunque el azúcar blanco genera una sensación de euforia al momento de consumirlo porque llena la sangre de glucosa, sacia el hambre rápidamente y da energía instantánea, la realidad es muy distinta.
Cuando ingerimos azúcar blanco engañamos nuestro paladar con un sabor totalmente artificial que no es propio de la naturaleza ni de nuestra necesidad vital para sobrevivir, y por este motivo nuestro organismo no es capaz de detectarlo como comida y tiene que intentar buscar un equilibrio para compensar este organismo extraño que le ha entrado a su sangre. Añadiendo azúcar a los alimentos lo único que conseguimos es acostumbrar el paladar a un sabor extraño y adictivo que no nos aporta nada, al contrario, nos perjudica la salud. Cada vez que ingieres azúcar blanco todo tu cuerpo, y en especial tu sistema inmunológico, se pone en marcha para luchar contra este organismo extraño, y no puede ocuparse de hacer frente a otros virus y en mantenerte saludable. Entonces, tu ph de la sangre y tu organismo se acidifica, es decir, empieza a enfermar.
Para evitar consumir azúcar blanco, refinado, es muy importante leer las etiquetas de los productos, porque el azúcar está en muchos de ellos, y a veces con otros nombres (glucosa, sacarosa, fructosa, lactosa, -cualquier palabra que termine es “osa”-, jarabe de maíz de alta fructosa, maltodextrina, xilitol, manitol, malitol, sorbitol, azúcar moreno). Y igual o más de perjudiciales son los edulcorantes artificiales, como la sacarina, el aspartamo, el maltitol, el acesulfamo K, el ciclamato y la sucralosa.
Y ahora llegamos al meollo de la cuestión… Porqué sustituimos éste azúcar cuando queramos endulzar algo? la respuesta corta, sencilla y mas adecuada a un estilo de vida saludable sería que comida real. Es decir: Dátiles, pasas, miel cruda (es cierto que la miel contiene mucho azúcar libre y fructosa, pero es un alimento y nos aporta muchas cosas beneficiosas… Si reemplazas el azúcar que tomas por 2-3 cucharadas de miel al día, tu salud lo agradecerá)… Pero aquí llegamos a otro de los temas, todo ésto es muy calórico… y si queremos endulzar pero controlando éste punto?
Como endulzante natural tenemos la Stevia, que procede de una planta natural cuyas hojas son mucho más dulces que el azúcar, sin aporte calórico, y que como hemos visto en la miel nos aporta cosas buenas. Pero hay que tener mucho cuidado con lo que compramos, los edulcorantes que encontramos en el supermercado a base de stevia donde se aíslan los glucósidos de esteviol no es estevia pura y saludable. Lo que mas echa para atrás de esta opción es que tiene un regusto metálico que tiende a ser desagradable (a mi particularmente no me gusta nada y lo noto muchísimo)
En los últimos años se han puesto de moda los llamados alcoholes de azúcar, o polialcoholes. Se refiere a un tipo de carbohidrato presente de manera natural en ciertas plantas, frutas o cortezas de árboles. Es difícilmente digerible, similar al almidón resistente, pero con sabor dulce. Su baja digestibilidad hace que pasen por nuestro cuerpo con mínima absorción, pero no nula, por lo que técnicamente sí tienen algunas calorías (al igual que la fibra). La absorción en cada persona es diferente, pudiendo hacer que los más susceptibles experimenten problemas intestinales con su consumo (Por su naturaleza es muy difícil pensar que puedan ser tóxicos, pero al igual que un exceso de cualquier fibra, pueden producir problemas digestivos. De aquí la famosa frase de que “general gases y diarrea”, pero para llegar a eso tendría que ser en un consumo extremo). Quizá el más conocido y estudiado de los alcoholes del azúcar es el Xilitol, inicialmente por su efecto demostrado para cuidar los dientes al no ser fermentable por las bacterias, pero existen otros como el maltitol, sorbitol o eritritol
Y con respecto a los endulzantes artificiales (sacarina, la sucralosa y el aspartamo) los estudios más recientes y completos parecen desmentir los efectos de toxicidad o potencial cancerígeno, especialmente con las dosis habituales. Debemos dejar de tomarlos, no tanto por su riesgo toxicológico (muy bajo) sino por las evidencias recientes sobre su impacto en nuestro cerebro, metabolismo y microbiota. Incluyo también aquí endulzantes de origen natural altamente procesados, como el sirope de agave o jarabe de maíz de alta fructosa. Aunque digo Eliminar no quiere decir que debas obsesionarte, pero evítalos en la medida de lo posible.
Así que, resumiendo todo esto, lo que deberíamos hacer es endulzar en la medida de lo posible con productos naturales como el dátil, y cuando en algo concreto queramos controlar las calorías utilizar un polialcohol, siendo xilitol y eritritol los mas valorados.
A éste respecto yo me he decantado por el eritritol porque si que es realmente mas ajustado en calorías. El xilitol tiene 2,4 Kcal por gramos, y el eritritol 0,24 Kcal por gramo. Se obtiene por un proceso natural de fermentación de glucosa extraída del almidón de maíz o trigo por la acción de una levadura, algo parecido a lo que ocurre con el vino. El resultado son cristales granulados con el mismo aspecto que el azúcar. El eritritol también es diferente en el aspecto de su efecto sobre la microbiota . La mayor parte se absorbe en el intestino y pasa a la sangre, con lo que no alcanza a las bacterias intestinales y no influye en ellas. Desde la sangre, se elimina directamente en la orina sin influir de forma apreciable en ningún órgano ni tejido, y no tiene efecto en la insulina. Como cualquier otra cosa, el eritritol en cantidades ingentes (50 gramos en una sola dosis) podría causar molestias gástricas leves en algunas personas, pero no en todas.
Aún así, debemos intentar acostumbrarnos a los sabores reales de la comida, y os pongo un ejemplo. Donde mas problemas tuve yo a éste respecto fue con el café… Yo era de tomarlo con sacarina. Al enterarme de su repercusión en mi cuerpo quise dejarla y me vi en la tesitura de… Porque?… Echar dátil al café como que me parecía muy gore… Así que empecé por lo obvio, la stevia, pero, como he dicho, a mi es que no me gustaba nada… Así que probé con las leches vegetales sin azúcares añadidos, pero que de por sí son algo mas dulces… Tampoco me gustaba el resultado… Y pasé a la canela de Ceylan que es mas dulce que las otras… Y así lo empecé a tolera, volví a disfrutar de mi café… Poco a poco fui reduciendo la cantidad, algunos días me lo tomaba solo porque se me olvidaba la canela hasta que finalmente un día… Dejé de utilizar nada para hacerlo!!!!!!! y ahora así es como lo tomo, tal cual.
Lo mismo pasa con mis dulces. Generalmente la gente cuando los prueba lo primero que dicen es que “le falta algo”… Están poco dulces… Y es que resulta que poco a poco,al retirar el azúcar de mi dieta, me he ido acostumbrando a otro tipo de “dulce”… De echo, yo ahora me tomo una tarta o postre en un restaurante y lo disfruto como la que mas ojo, pero hay que reconocer que me empacha enseguida… Demasiado empalagoso para mi… Y como me exceda un poco, al final me tiro comiendo tarta dos días.
Así que si, se puede, se puede re-educar al cuerpo y adaptarle a sabores mucho mas naturales y reales… No te sentirás tan comprendida y apoyada con ello porque a tu entorno no le parezca todo tan rico como a ti, pero no dejes que eso te mine, lo importante eres tú y tu salud.
BIBLIOGRAFIA:
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